Cuando llevamos en los hombros, cargas de malas
experiencias aparece la fatiga emocional.
La fatiga emocional hace referencia a un agotamiento mental que va relacionado con los síntomas prolongados de estrés, ansiedad o depresión. Descuido del cuerpo físico (...). Todos podemos sentir este cansancio emocional extremo de vez en cuando, aunque algunas personas tienen tendencia a experimentarlo más a menudo, pues son más sensibles o más empáticas.
Quien padece fatiga emocional siente que ha agotado todos sus recursos emocionales y no le queda nada más para dar a los demás. La fatiga emocional se presenta en distintas situaciones. Este tipo de fatiga también puede estar unida a problemas afectivos, provenientes de la dificultad para comunicarse o adaptarse al entorno. Además, en el entorno laboral, la fatiga emocional es un síntoma que presenta el Burnout o "Síndrome del quemado".
¿Cómo se manifiesta la fatiga emocional en
nuestro cuerpo?
La fatiga emocional y el estrés no afecta a todo el
mundo de igual manera, ni las mismas situaciones son estresantes para todos. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir frustrados, enfadados o ansiosos, de manera constante o intermitente. Algunos síntomas pueden ser:
– palpitaciones
– cansancio físico
– abatimiento
– nervios
– apretar las mandíbulas
– problemas de estómago
– contracturas
– respiración rápida
– temblores
- sudoración en exceso
- (...)
Por tanto, no podemos desligar la fatiga física con la emocional, porque van muy ligadas y ambas se alimentan. Nuestro cuerpo simplemente nos da
señales de que le hemos de prestar más atención.
Maneras de afrontar la fatiga emocional.
– El primer paso es reconocer esta fatiga en nuestro cuerpo y explorar qué circunstancia o aspecto de nosotros mismos está causando este fatiga en nuestra vida. Algunas veces es fácil reconocer, qué cosas nos producen este estrés y cansancio emocional, y otras hemos de profundizar un poco más para descubrir qué nos quiere decir.
– La actividad física nos ayudará a relajarnos. Por ejemplo, realizar algún deporte, para poder liberar la tensión que sentimos a nivel físico. Una vez que sabemos cómo se manifiesta nuestra ansiedad, y nuestro estrés podemos darle salida, facilitar a nuestro cuerpo una vía de escape para que no acumule tanta sobrecarga y fatiga emocional.
– Aprender a desconectar de aquello que nos preocupa y nos tensa a través de la respiración. Aprender a respirar, meditar durante el día o antes de irte a dormir. La meditación, o el mindfulness nos ayuda a estar en el presente y reduce mucho los niveles de estrés y fatiga mental y emocional.
– Un buen descanso y dormir las horas suficientes que nos pide el cuerpo es fundamental para reposar nuestra mente y regular nuestras horas del sueño para así poder estar más tranquilos.
– Ponernos límites, con nosotros mismos y los
demás. No podemos llegar a todo, así que tenemos que aprender a priorizar, y a ver qué es lo más importante y qué cosas podemos dejar para otro día. También es importante poder aprender a decir “No” con los demás. reconocer nuestros propios límites nos va a permitir delegar, y no sobrecargarnos en exceso.
– Respetar nuestras necesidades, aprender a comunicarnos de una forma asertiva, primero hemos de estar bien nosotros, para luego poder atender las necesidades de los demás. Buscar espacios para nosotros, cuidarnos, darnos pequeños placeres, como por ejemplo, un baño de vez en cuando, un paseo, realizar una actividad que nos gusta.. .Todo esto nos va a ayudar a estar mejor con nosotros mismos y mejorar nuestro agotamiento emocional.
– Poder estar plenamente conectados con el
presente, sí estamos en casa, pues disfrutar del momento hogareño, si estamos trabajando, centrarnos
en el trabajo. Si podemos centrarnos en lo que hay, podemos reducir nuestro estrés, porque no estamos anticipando tanto.
– Por último, abandonar la culpa, de no poder
llegar a todo, y empezar a responsabilizarnos de nuestra vida, ser más suaves y menos exigentes
con nosotros mismos nos ayudará a tener más
energía, porque en vez de invertirla en agobiarnos, la aprovecharemos en cuidarnos.
Humilde consejo:
-“sentir una culpa sana es aquella que nos responsabiliza y hacemos cargo de lo que emos realizado y estamos haciendo, la que nos ayuda a
ver y decidir. No desde el punto de
martirizandonos o víctimizandonos, sino desde el responsabilizarnos de nuestras actitudes y nuestros actos”-. Así que, no intentes, combatir la fatiga
emocional, sino que alíate con ella, compréndela,
y entonces podrás estar más equilibrado/a
emocionalmente.
Esteban Crespo Almara.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario